jueves, 28 de abril de 2011

Por Teverga y Somiedo


Comienza la aventura
Este puente de Semana Santa, lo aproveché para hacer una escapada a la zona de Teverga. Allí nos encontramos mis amigos de travesías, Javier, León, Rosa y yo. Los cuatro aventureros de las montañas.

El jueves fue el día del encuentro y para celebrarlo a lo grande nos dimos cita en Riosa, a los pies de un repecho llamado Angliru, el cual afrontamos con un día buenísimo y que más podíamos pedir, un sol radiante y un cielo despejado, eso sí, la temperatura era algo fresca pero ese era el menor de los obstáculos. Esta era mi tercera ascensión al puerto. Mentalmente no estaba muy animado a sufrir en sus cuestas pero una vez llegado al infierno la verdad que me encontré muy bien y en compañía de Javier, el cual en las primeras rampas no estaba muy a gusto al final se repuso y lo subimos los dos juntos, al contrario de nuestro compañero León, que nos sacó unos cuantos minutos en la cima, pero éste es para echar de comer a parte en cuanto a escaladas se refiere.

En la cima del Angliru

Subiendo el Angliru
Sufriendo en las rampas

Después de un descenso algo chafado por culpa de una rueda de carbono que tuvo algún percance con los calentones de las frenadas, llegamos abajo Javier y yo, nuestro compañero León tuvo que bajar en coche, pues su rueda trasera se fundió.
Después del pequeño disgusto no se podía hacer nada así que nos fuimos a comer como curas y penas fuera, ya encontraríamos una solución para salir del paso.

León y sus bromas

Esa tarde llegamos a la casa rural que teníamos reservada, un sitio muy bonito y súper tranquilo a los pies del valle de Teverga, con las vistas de la cima nevada del puerto de Ventana, y a los pies del puerto de San Lorenzo.

Después de una cena de escándalo, (que rico estaba el Jabalí y el arroz con leche) entre otras cosas, solo nos quedaba ir a dormir.

La noche fue algo movidita pues el Jabalí no paraba quieto en las tripas, pero al final se fue tranquilizando y pudimos descansar.

La mañana nos despertó con una fina lluvia que era algo incómoda para subir puertos y después tener que bajarlos, así que decidimos esperar a la tarde y ver como se comportaba el tiempo, y mientras buscar una rueda o bici para León, y en el pueblo de la Plaza encontramos a un ciclista que nos dejó un bici de montaña. El problema estaba solucionado.

Esa tarde los tres nos preparamos para subir el puerto de Ventana, un puerto largo, 22km, pero tendido. Las rampas al pasar por la cueva de huerta son las más duras, después es cómodo y se lleva bien, la pena es que el asfalto se está deteriorando mucho debido a las nevadas y las quitanieves.Una vez coronado, foto de rigor y para abajo, que hace mucho frío. Descenso vertiginoso, y cuando nos damos cuenta estamos abajo.

Esta noche la cena es una ensalada.




Dandolo todo en el Sprint

A la mañana siguiente un sol radiante asoma por nuestras ventanas. El cielo azul, completamente despejado y la luna dibujándose en lo alto de las montañas, el día está precioso. Desayunamos rápido y nos preparamos para subir San Lorenzo y Somiedo. El primero desde Teverga, con sus casi trece kilómetros y con rampas del 12, 13, 14 y 15% deja sentir en las piernas su dureza. Tras la foto típica en el cartel del puerto descenso muy rápido y algo peligroso en alguna curva por culpa de la humedad y las piedras que se encuentran en la carretera. Llegamos a la carretera que nos dirige hacia el puerto de Somiedo, desde el cruce tenemos unos 18 kilómetros de ascensión, pero este puerto no es tan exigente como el que acabamos de pasar, así que con una marcheta alegre vamos ganando altura.
Llegamos a su cima. Después de la última curva a derechas encontramos una larga recta, completamente llana, punto donde se termina el puerto. Descendemos en coche de apoyo, pues queremos llegar pronto para subir san Lorenzo por la otra vertiente, pero esta vez la aventura solo la va ha hacer nuestro amigo León con la bici de Javi, ya que la suya no está operativa. Cambio de zapatillas y comienza el puerto de San Lorenzo a un ritmo muy alto. La verdad que da gusto verle subir. Desde el coche le vamos animando y sacándole fotos, no se puede quejar de la compañía y de los ánimos que le vamos dando. Poco a poco llega a la cima en 47 minutos, a mi me parece un tiempo buenísimo, viendo que no ha subido en su bici y las medidas con la de Javier no son las mismas.
Estoy seguro que en su bici hubiese bajado dos minutos por lo menos, pero bueno el tiempo da igual, lo mejor son las risas que nos pasamos haciendo las fotos y animando a este máquina.

Como ya es algo tarde decidimos bajar todos en el coche para que nos de tiempo a comer.
Después de asearnos bajamos al pueblo a comer, esta vez una buena y merecida comida que acaba con nosotros y el sopor de la digestión hace que cada cual se pegue una buena siesta.
Han sido cuatro dias estupendos, que como siempre quedan para recordar y volver a repetir aventuras, aunque ahora por otras carreteras; pero aún nos quedan muchos puertos por recorrer por esa tierra. Seguro que muy pronto volveremos.

2 comentarios:

Clara dijo...

Ohhh que envidia sana, poder rodar junto a vosotros esos puertos...Me sorprende que Javito no fuera el primero..
Un abrazo

Anónimo dijo...

Sois tres maestros del ciclismo.sois los mejores.¿Quien dijo que hacían falta unas ruedas de 4000 € para subir ahí!Para nada!